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Ministros

 

Cada año la iglesia de Jesucristo aumenta en número, lo cual es motivo de gran gozo. En los bautismos de esta Santa Cena, por ejemplo, más de doscientas nuevas almas se sumaron al Cuerpo de Cristo. En cambio, amado hermano en el Señor, ¿cuántos nuevos obreros fueron levantados en su iglesia local durante el año que pasó? ¿Uno, cinco, diez? La cifra no debe haber pasado de cinco, mucho me temo.

Las palabras del Señor Jesús se cumplen cabalmente, pues en aquel tiempo como ahora:la-mies “A la verdad la mies es mucha, pero los obreros pocos” (Mat 9:37). Hay que entender, sin embargo, que las palabras del Señor no fueron dichas como si por medio de ellas quisiera establecer una ley natural o que él tratara de decir: “No se preocupen; así ocurre siempre, hay mucha iglesia y pocos obreros”. No es así. El Hijo de Dios declaró este texto en un momento de gran fatiga física y de dolor espiritual.

El Maestro estaba cansado y abrumado de tantos compromisos. Sanaba enfermos, llamaba a los pecadores al Reino de su Padre, juntaba a sus discípulos, defendía su doctrina de las asechanzas de los fariseos, perdonaba pecados, echaba fuera demonios y resucitaba muertos. Hasta aquí, su ser físico era el que resentía tanto trajín. “Me vendría bien un poco de ayuda”, quizá pensó el divino Maestro. Pero el agotamiento del cuerpo era lo de menos. Llega un momento en el pasaje referido, que el Señor experimenta una aguda dolencia, ya no en su cuerpo, sino en su alma y espíritu; pues al ver a las multitudes que se agolpaban ansiosas y muertas de tristeza, el Señor tuvo gran compasión de ellas, “porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”. Es cuando Jesús el Señor revela la escasez de siervos bien dispuestos para el trabajo. La expresión “…los obreros son pocos” es semejante a un reclamo divino, a una llamada de atención desde los cielos: “¡Ea! ¡Qué pasa con esos obreros, que no se deciden de una buena vez a trabajar!”. ¿No será que la iglesia se ha acostumbrado a ser servida y ha olvidado lo que significa ser un obrero de verdad? La mayoría de nosotros nos sentimos más cómodos desde las bancas, escuchando mensajes, siendo ungidos por nuestras enfermedades, instruidos y alimentados por algunos pocos que sí han hecho caso al llamado divino. “Allá ellos”, decimos, “¡gloria a Dios por esos valientes! Yo no trabajo porque no tengo talento”, etcétera.

Amada iglesia del Señor Jesucristo, esto no quiere decir que a Dios le interesa solamente la cantidad. Porque entonces diríamos: “No importa cómo se presenten estos obreros, aunque no cumplan todavía los requisitos que se esfuercen y ya los obtendrán”. Pues la Palabra de Dios nos redarguye, diciendo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad” (2ª Tim 2:15).

En este sentido, el Instituto Bíblico de Capacitación Pastoral de nuestro Movimiento reitera un atento llamado a muchos y buenos obreros a que se alisten en las filas de los siervos de Dios que ya laboran en su Obra. No importa que ya no quepan en la plataforma del Templo Mayor; siempre y cuando cumplan con los requisitos que se demandan, nunca serán suficientes.cumplan-los-requisistos-1

El año lectivo pasado, por ejemplo, se inscribieron en el primer año ¡9 alumnos, solamente! Imagínense ustedes. De éstos, cinco ya se encontraban visitando una obrita. La cantidad de aspirantes es ridículamente pequeña para el tamaño de la Obra que hay que sacar adelante.

También nosotros exclamamos fatigados: “los obreros son pocos”. Los siervos de Dios del Cuerpo Ministerial Directivo y el Director del IBCP realizan por este medio un serio llamado a los obreros locales para que se inscriban en el Seminario Pastoral y se preparen para trabajar en la profesión más noble y exigente del mundo. Estos son los requisitos indispensables:

 

  • Bautizados en agua y en Espíritu Santo (presentar actas de bautismo).
  • Obreros locales.
  • Carta de autorización firmada por el pastor local, y cuando se trata de un pastor ya en funciones, es necesario presentar esta carta con el visto bueno del Obispo de Zona.
  • Casados por lo civil y la Iglesia. Presentar actas de matrimonio.
  • Comprobante de estudios.
  • Acta de nacimiento.
  • Pagar cuota de inscripción: $350.00 pesos hermanos; $250.00 hermanas.
  • Traer cuadernos y bolígrafos.
  • Estar dispuestos a permanecer internados y estudiando en las instalaciones del Templo Mayor, y a salir a sus iglesias, en caso de que así se requiera y pueda, cada viernes después de las 5:00 hrs. PM.

Estar dispuestos a dedicarse en cuerpo y alma como pastores del rebaño del Señor Jesucristo y a defender la Doctrina Bíblica de nuestro Movimiento.    La invitación también se extiende a todos aquellos pastores de reciente ingreso, que no han cursado las materias que imparte nuestro Instituto. Agradecemos por este medio, también, la bondad y generosidad de las iglesias del Obispado del Estado de México por impartir los alimentos, así como al siervo de Dios José Pino Rosario, quien les preside en Cristo.

Fraternalmente:

Hermano Juan Elías Vázquez Embriz

Secretario del IBCP.

 

DIRECTORIO

Director General S. D. Fidencio Delgado Ibarra
Director Operativo S. D. Ramiro Baca Cortés
Subdirector Mtro. Samuel Leonardo Florencio
Secretario Juan Elías Vázquez Embriz
Secretaría Administrativa S. D. Rhode Chávez de Mendoza