logo

icono-facebook

 

"He aquí el cordero de Dios"  

La frase que unió la historia.

 

 

 

 

¡He aquí el cordero de Dios! Es una de las declaraciones inspiradas por el Espíritu Santo que transformaron la historia de la humanidad para toda la eternidad.

Comparable en grandeza a declaraciones como “Consumado es” y a... “Ha resucitado”, solo que, para que estas dos maravillosas verdades fueran posibles, tuvo que haber antes un “He aquí el cordero de Dios”.  La importancia de esta declaración para la historia de toda la humanidad es difícil de concebir debido a su grandeza y a su insondable profundidad.

“Consumado es” cambió la historia y “He aquí el cordero de Dios” la unió. Unió a la historia antes de Cristo y a la historia después de Él hasta la eternidad. En esta sencilla frase, el antiguo testamento y el nuevo se unen de manera perfecta. ¡He aquí el cordero de Dios!

¿Como es posible que una pequeña frase, pueda contener en si misma toda la suma teológica del antiguo testamento y al mismo tiempo, abrir la puerta de la esperanza gloriosa que ahora será anunciada en el nuevo?. Es porque en esta frase están contenidos en de forma magistral, todos los mensajes de los profetas, que anunciaban la venida de un salvador para el mundo y en ella están también la alusión a todos los ritos de la ley que se centraban en un cordero.

Mateo 11:13 dice “Porque todos los profetas y la ley hasta Juan profetizaron”. La frase hasta Juan es de suma importancia, testifica que Juan forma parte de esos hombres enviados por Dios, señala que Juan continua la línea del anuncio de los profetas, pero también señala que con Juan esta línea llega a su fin. En Juan concluye la línea de la promesa para dar inicio a la línea del cumplimiento y por tanto del nuevo anuncio, no ya de que ¡El Mesías viene!, sino de que ¡Él Salvador del mundo ha venido! y ahora.. el reino de Dios es anunciado.

Lucas 16:16La ley y los profetas hasta Juan: desde entonces el reino de Dios es anunciado…

Miremos las tres secciones de la declaración que unió la historia:

a) La frase “el cordero” y su relación con la historia pasada.

La frase “el cordero”, apunta hacia el pasado. Hacia el mensaje central del antiguo testamento: el pecado, la muerte, pero también una esperanza y esta era la muerte de un cordero sustituto.

Todo había iniciado 1500 años antes de Juan el bautista, con la institución de una ceremonia llamada Pascua (Ex 12). Esta ceremonia se centraba en un aspecto, la muerte de un cordero. Una noche señalada, la muerte pasaría por toda la nación, por cada hogar de egipcios y hebreos sin excepción. No sería ni la nacionalidad, ni el parentesco lo que les libraría. Aún aquellos que sin ser del pueblo de Israel se apercibieran por fe, se salvarían, y del pueblo de Israel quienes no celebraran la pascua, perecerían. No había excepción porque ya hemos acusado á Judíos y á Gentiles, que todos están debajo de pecado(Romanos 3:9).

Pascua significa “pasar sobre”, sencillo nombre que describe que la muerte no entraría en las casas donde la sangre del cordero hubiese sido aplicada por fe en la palabra de Dios. El Señor prometió que al ver la sangre, la muerte literalmente “pasaría sobre” esos hogares sin tocarlos y así fue. Aquella noche, no solo fue la noche de su salvación de la muerte, sino también de su liberación de la esclavitud. ¡Salvos y libres por la muerte de un cordero!

Pero la historia del cordero no concluyó ahí. A partir de esa noche, y tres meses mas tarde, ya lejos de la esclavitud de Egipto y acampados frente al monte Sinaí, Israel recibió La ley por mediación de Moisés y en ella, la descripción de todo un sistema ritual que incluía, cada día, todos los días, dos veces al día… la muerte de un cordero. (Éxodo 29: 38,39 ; Números 28:8-9 etc.). Cada fin de semana, cada principio de mes… mas corderos. Cada año en la pascua, un cordero.

Debido a esas ceremonias, ellos vivían, dormían y despertaban presenciando la muerte de un cordero. ¿Porqué? ¿Porqué tal  repetición?. Cuando vemos el número de tales holocaustos nos pude parecer exagerado, pero en la verdad nunca se puede exagerar, la verdad es como es.  La verdad nos puede parecer exagerada en la medida que estamos cómodos con la mentira, ó en la medida en que nos hemos acostumbrado a la mentira. Mientras mas acostumbrados estamos a la oscuridad, mas deslumbrante nos parecerá la luz.

El tema de la sangre parece exagerado a la vista no solo del incrédulo que se burla del cristianismo, sino aún del creyente que medita en la razón de tales sacrificios. Lo cruento de la escena, lo estremecedor de la sangre. Ver sangre es algo ante lo cual volteamos nuestro rostro dirigiendo nuestra vista a otro lugar, es por todo esto que tal vez pensemos que dicha ceremonia y que tal repetición es algo exagerado, pero nadie podrá exagerar jamás el valor de una vida para Dios.

La sangre simboliza eso, la vida, y ese fue el precio de nuestro pecado, la sangre de uno perfecto y sin macha, que puso su vida como sustituto perfecto por nuestras vidas imperfectas. Aquel que nunca hizo pecado, fue la ofrenda por el pecado, para que nosotros recibiésemos la justificación de Dios.

Al no creyente puede parecerle todo esto una exageración, pero el día que el glorioso trono blanco y perfecto de Dios se manifieste, se podrá mirar con claridad lo verdaderamente pecaminoso y terrible de nuestro pecado y de aquello que el mundo llama hoy normal y de lo que llama exageración. Ante ese trono, todo podrá ser visto en su real dimensión.

Así pues, tal número de holocaustos era necesario porque era un mensaje constante de que alguien habría de venir, alguien que, como en el caso de la pascua, libraría de la muerte y daría libertad, ya no solo a un pueblo, sino a todo el mundo. (Juan 1:12)

Cuando Juan, les anuncia a los que con él estaban, que aquel que va pasando frente a ellos es “El cordero” está proclamando algo mucho mas grande y glorioso de lo que se ve a simple vista, está mirando hacia el pasado, está tomando esos 1500 años de holocaustos y de historia, y los está colocando ahora en el presente, sobre la figura de aquel que pasa, a saber Jesús de Nazaret, que para ese entonces “comenzaba a ser como de treinta años” (Luc. 3:23). Jesús es “El cordero”

b) “He aquí” y el futuro

Si la frase “el cordero” señala hacia el pasado, la frase “He aquí” abre la puerta de la esperanza que ahora mira hacia delante. La promesa se ha cumplido, una nueva historia inicia.

Y mientras Isaías, Jeremías, y todos los profetas habían dicho: Viene, vendrá y aún Habacuc había prevenido aunque se tardare, espéralo, que sin duda vendrá; no tardará”, llega Juan y al ver pasando a aquel hombre como de 30 años, dice lo que todos los profetas antes que él anhelaron decir: por fin,  ¡He aquí!, ¡Aquí está! ¡Entre nosotros está! ¡Ha llegado! ¡Él es el Emanuel! Que declarado es “Dios con nosotros”.

Para ese momento literalmente miles de corderos habían muerto, cientos de litros de sangre se habían derramado, varios sumos sacerdotes habían pasado, muchos profetas habían muerto y su anuncio era el mismo: Viene, vendrá. Aquél a quien estos corderos representan, aquél a quien estos sacrificios señalan, vendrá… un día vendrá, salvará de la muerte y libertará de la esclavitud. Antes de Juan, después de cada anuncio, al siguiente día una vez mas… la misma ceremonia. La siguiente semana, el siguiente mes, el siguiente año… la misma ceremonia. Hasta que un día, viene un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan…” y anunció y no negó: El cordero de Dios ha llegado, ¡He aquí el cordero de Dios!. Ahora el pasado, el presente y la eternidad se unen en aquel que ha nacido en Belém.

c) El cordero “De Dios”.

Algo falta decir, nada en la declaración de Juan carece de importancia. Juan no solo ha dicho “He aquí el cordero”, Juan ha dicho “He aquí el cordero de Dios”. Al decir que el cordero es de Dios Juan está llamándonos como Isaías a “levantar nuestros ojos en alto” y mirar muy por encima de nuestras diminutas cabezas hacia aquel que creó todas las cosas, al que con su poder gobierna el universo. Juan nos llama a mirar a Dios, al Dios vivo, al Dios de los cielos, no al hecho por manos ó por la imaginación de hombres, porque ningún hombre jamás pudo concebido al solo Dios verdadero y majestuoso, perfecto en atributos.

Levantemos nuestra vista a los cielos, miremos las estrellas, contemplemos las maravillas de nuestro planeta, miremos hacia la montañas ó hacia lo profundo del mar, detengámonos a mirar lo asombroso de nuestro cuerpo. Toda esa maravilla es obra de un Creador maravilloso y Santo. Al hablar de “El cordero” estamos pisando tierra santa, estamos hablando de los planes altos del poderoso Señor de los cielos y la tierra. Debemos dejar de ser triviales y ligeros al estudiarlos, al leer ó al meditar en ellos.

Cuando Juan inspirado del Espíritu Santo dice que el cordero es “de Dios”, está anunciando que:

El cordero es el plan.. de Dios,

El cordero es la provisión… de Dios,

El cordero es la solución… de Dios,

El cordero es el regalo… de Dios,

Que la salvación es la obra… de Dios

2 Corintios 5:18 dice: “Y todo esto es de Dios, el cual nos reconcilió á sí por Cristo; y nos dió el ministerio de la reconciliación”

Si nos dijesen “levanten la mano aquellos que han contribuido para su salvación”, no solo no podremos levantar la mano, sino que además habremos de doblar nuestras rodillas ante El Señor Jesucristo y confesar con el apóstol Pablo “todo esto es de Dios, todo esto es de Dios, todo esto es de Dios”. La salvación es de Dios, por tanto la gloria sea solo… a Dios.

Concluyamos

 He aquí el cordero de Dios” es una de las declaraciones mas importantes de la historia porque unió la historia.

La frase el cordero apunta al pasado, a la promesa de un salvador, al sistema de sacrificios destinados a ser temporales. La frase he aquí es decir, ¡Ya llegó, ya está aquí! mira al futuro y abre la puerta hacia  la eternidad con Dios.

¡He aquí el cordero de Dios! dijo Juan el bautista, y en esa frase, las sombras y la realidad se encontraron, el antiguo y el nuevo testamento se besaron.